REDUFLACIÓN

La reduflación es una estrategia utilizada por las empresas de bienes de consumo que consiste en reducir el tamaño o cantidad de un producto para mantener el mismo precio de venta y así mantener sus márgenes de beneficio, sin asumir la pérdida de competitividad. Los productos más afectados por la reduflación son los de consumo básico, como los alimentos envasados y productos de limpieza.

La reduflación se ha convertido en una práctica muy común en la industria de bienes de consumo en periodos de alta inflación. Esta práctica afecta principalmente a los productos de consumo básico y ha sido definida como «la inflación invisible». El término «reduflación» fue acuñado por la economista estadounidense Philippa ‘Pippa’ Malmgren en su libro ‘Signals: How Everyday Signs Can Help Us Navigate the World’s Turbulent Economy’.

La reduflación por lo general, ocurre cuando la reducción se mueve en la franja entre el 5% y el 10% del volumen total de producto. A pesar de que es legal, esta práctica no es del todo popular, ya que los consumidores pueden sentir que están recibiendo menos por su dinero.

La reduflación es una práctica común en la industria de bienes de consumo, y su popularidad ha aumentado en los últimos años, especialmente en momentos de alta inflación como los que se experimentan en diversos países hoy en 2023. Esto se debe a que los productores no quieren aumentar los precios de sus productos, ya que esto podría afectar su market share en el mercado y disminuir las ventas. Por lo tanto, optan por reducir el tamaño o la cantidad de los productos, lo que les permite mantener sus márgenes de beneficio sin afectar los precios de venta.

Sin embargo, la reduflación también ha sido criticada por algunos expertos por su falta de transparencia y su impacto en el poder adquisitivo de los consumidores. Aunque es una práctica legal, algunos consumidores se sienten engañados al recibir menos producto por el mismo precio, y algunos expertos consideran que esto no es del todo justo para los consumidores.

Además, la reduflación puede tener un impacto negativo en la calidad de los productos. Al reducir el tamaño o la cantidad de los productos, los productores pueden verse tentados a reducir también la calidad de los ingredientes o materiales utilizados en la fabricación de los productos, lo que puede afectar la experiencia del consumidor y la satisfacción del cliente.

La estrategia de reduflación no es una práctica nueva en el mundo del marketing. Algunos ejemplos son:

Tropicana: La marca de jugos redujo el tamaño de sus envases de 59 oz a 52 oz, pero mantuvo el mismo precio. La campaña fue llamada «Tropicana Downsizing» y fue diseñada para ayudar a la empresa a mantener sus precios en un mercado cada vez más competitivo.

Häagen-Dazs: La famosa marca de helados también ha utilizado la estrategia de reduflación. En 2018, lanzaron una línea de mini-cups de helado que eran un 50% más pequeñas que sus envases regulares, pero con un precio más bajo. La campaña fue llamada «Menos es más» y tuvo como objetivo atraer a los consumidores que buscan porciones más pequeñas.

Cadbury: En 2014, la marca de chocolates Cadbury redujo el tamaño de sus barras de chocolate

Dairy Milk de 230 gramos a 200 gramos, pero mantuvo el mismo precio. La campaña se llamó «Joyville Made a Less Boring Bar» y se centró en el hecho de que la reducción del tamaño permitió a la empresa mantener su calidad y sabor característico.

Doritos: Las bolsas de Doritos se han convertido en un ejemplo de la estrategia comercial conocida como reduflación, la cual consiste en reducir la cantidad de producto en un envase sin alterar el precio de venta. En el caso de Doritos, esta reducción se traduce en cinco nachos menos en cada paquete. Aunque esta práctica es legal, siempre y cuando la empresa informe de la nueva cantidad en los envases, muchos consumidores no se percatan de la disminución y siguen pagando el mismo precio por un producto con menos contenido. Esta táctica se utiliza para disimular el encarecimiento de los productos y evitar que los consumidores perciban un aumento en los precios. A menudo, los consumidores no prestan tanta atención a pequeñas reducciones en la cantidad de producto, pero sí notan un aumento en el precio final del producto en el momento de pagar.

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